Primeros pasos
Tras un extenso periodo de investigación, selección y clasificación de varias fuentes de información, se concluyó que uno de los residuos altamente contaminantes presentes en la Región Metropolitana son los plásticos, específicamente los microplásticos y, más aún, la acumulación de este residuo, el cual puede dañar de gran forma a ciertas cadenas tróficas en las cuales el microplástico se ve presente de manera involuntaria.
Desde aquello, se descifró que el Cóndor Andino es una especie que se ve afectada de gran manera frente al residuo, esto ya que, ante la falta de alimento en su hábitat, tiende a migrar a nuevas zonas cercanas para poder alimentarse. Allí caen en peso la presencia de vertederos, los cuales se encuentran en las cercanías del hábitat natural del Cóndor.
Esto claramente fue una gran fuente de inspiración para el grupo, ya que debido a esta problemática pudimos generar la solución planteada, potenciándola además con una salida a terreno a el Humedal San Vicente de Pirque y el Parque Nacional Río Clarillo, donde se pudo ver hábitats siendo afectados de gran forma.
El Cóndor sobrevuela hasta estos vertederos en donde busca restos de residuos orgánicos, por consiguiente, al comer de estos restos, ingiere de manera involuntaria los microplásticos presentes tanto dentro como fuera de los residuos ya mencionados que utiliza como alimento. Dado esto, fue que nos planteamos generar una solución para esta gran problemática que afecta al ave nacional.
